Algunos poemas de Juan Ramírez Ruíz

agosto 14, 2008
Un amigo me sugirió colgar en este blog los poemas de JRR. No había leído la poesía de aquél. He aquí algunos textos. Servido. Y no intenten llamar al número de Irma Gutiérrez. Es posible que el mismisimo Juanrra les conteste. Ya la encontró y comprobó que la amistad no es imposible en este mundo.

 

EL JÚBILO

 
Atención, éste es el júbilo, éste es el júbilo,
huyendo del silencio, viene, viene, se queda,
limpia, éste es el júbilo, el silencio le huye.
Elfina tú decías no, pero está conmigo
tómalo en mis ojos, en mis manos. Elfina
deja la tarde en la calle, avisa y que vengan,
que se alejen de las ofensas, que descuidan la
acechanza, el improperio, la alevosía,
aviso, dilo y abandona las oficinas,
corre, ven con todos, corre, separa tus dedos
de las maquinas sumadoras, cierra cierra,
los libros, los llaveros, los insultos, éste es el júbilo,
éste es el júbilo, reconócelo Elfina, éste es el júbilo.
Este que se aleja de la redondez del cuatro,
de la punta involuntaria del cinco
o del alambre que sigue al viento. Éste es el júbilo,
éste es el júbilo, este viento cargado
con sonidos de vidrios verdes, éste es el júbilo,
y conmigo está mirando la tarde. Entro en los pechos,
en las frescas canciones, entro, éste es el júbilo,
esa música, esa cadencia, ese relumbre
que dejo caer sin recogerlo, éste es el júbilo,
reconócelo Elfina, éste es el júbilo.


IRMA GUTIÉRREZ
(Aún sucede)

 
No sé si habrás ido
a la fiesta que me invitaste, Irma Gutiérrez.
No sé qué será de tu vida.
Dos veces he querido llamarte por teléfono.
Pero me ha brotado mucha luz en estos días Irma
y ahora tengo reunidos
los rostros que imaginé para ti
allá en el jardín ofrendado a los enfermos.
Me ha brotado mucha luz en estos días
y mis ojos, mis ojos de chisco quemado eran verano de papayal,
30 de enero en Guayaquil o el uso de una chompa de alpaca hoy.
¡Irma! ¡Irma! debes estar impaciente
en la clínica andarás aguardando mis llamadas
o irás a la sala de recepción. Te preocuparás.
Pero por ahora he terminado y
voy a llamarte al 233000 y si no estás te buscaré.
Y te voy a encontrar para que nadie diga
que es imposible
la amistad en este mundo Irma Gutiérrez.

(Poemas de Un par de vueltas por la realidad)


XXVIII
Encuentro con el Terror


A ti te conozco terror, te conozco:
tú preguntabas por mí, hurgando en mis ojos
con una luna chueca; y yo a ti e encontré
mirando suelo y cielo, solo,
buscando mi error con las dos manos.
Tú querías matarme con astros bizcos,
tú columpiabas mi mente expelida por un golpe:
a ti te conozco terror, te conozco.
Pero si oscuro va el bosque,
lo que ocurre (¡aquí está!) va más oscuro todavía:
¡remolino de hechos que vomita
un incendio antropomórfico, mi cuerpo
como látigo se agitaba contra mí
con el peso del ojo en la mirada!
Te conozco, a ti te conozco terror;
tú ya no puedes mi mente columpiar.
XXIX
Encuentro con Juanrra
Mi retrato moja los espejos
con pensamientos irritados
cuando vuelvo jalado por el lado afectuoso
más allá de donde fui sin duda alguna:
a dónde vas así, Juarra, ve pues pronto:
dále al viento lo que pide:
un tejido con los hilos de tu camino electo:
la senda tiene nudos: acaba sus huellas:
adelanta tu meta: jala tu misión:
vive tu milagro.
Enlaza paisajes a la intuición recibida
y recoge distancias
como si fueran diminutas florecillas:
en ningún caso, la piedra
fue la ancianidad del agua:
nadie, sino tú, siguió hasta aquí tu pulso:
no polvo de rayos
ni relámpagos licuados guarda tu casa.
Los mares tarjados con veleros y bañistas
Siguen tincando en las playas tu destino:
Vira hacia el verdor, retrato, vira hacia el verdor:
Pronto, y no en cualquier momento.

ATSAHUACA
II
 
Por - en los ríos Corama y Chaspa –
20 eran los Atsahuasca en 1914 –
y ninguno en 1975.
¡Extinguidos! ¡Extinguidos!
¡Y allá donde se posó la huangana
ya nadie volvió a crecer!
¡Y allá donde voló el paujil
sólo una vorágine de aguíjales queda!
Nunca se cansa la muerte – nunca
(qué raro)
no la llama nadie y viene –
la llaman y viene…
Nunca se cansa la muerte…
Por donde pasa deja un libro
escrito y otro por escribir.
La inocencia es su puerta
y la traición su ventana…:
muchos caminos abandonados
labran una pampa –
pero ella es casa de nombre
solo ella es casa de puro nombre.

(Poemas de Las armas molidas)