enero 20, 2009
Miguel Amaranto y su primogénito

Desde algún lugar de México

Luego de varias lunas he vuelto a comunicarme con Miguel Quiroz (Oyotún, Lambayeque, 1983). Hace más de seis años que reside en México. Partió de Chiclayo, si la memoria no me falla, el año 2002. Durante ese tiempo yo realizaba frecuentes talleres de poesía. El asistió a uno que desarrollé en la Biblioteca Municipal, bueno, cuando en realidad parecía una biblioteca. Hoy después del incendio del Palacio Municipal se ha convertido en un caos, en una serie de nidos u oficinas burocráticas.
En fin, ahora sé que mi amigo Miguel Quiroz o Miguel Amaranto, pues así se hace llamar hoy (con tal que no cambie de otro tipo de gustos) persiste en la literatura. Labora en una radio y escribe para un diario de la región donde reside. Tiene en mente editar para este año un libro de relatos y un poemario: Me acaba de enviar unos cuantos textos. Cuelgo este poema. Un abraxo desde la distancia mi estimado Micki. Órale mano.


La ciudad descansa temprano, marcha con el sol a esconderse de la noche.Los Mariachis le cantan al oído "cantando se alegran, ciudad linda, los corazones".

La ciudad quiere que volvamos a correr por el viento como niños traviesos,quiere que salgamos tú y yo a hacer el amor en la quietud de sus plazas. La noche se ha colgado en el cielo un collar de cabezas sin gestoy la ciudad permanece en silencio, llena de estupor y de miedo. Ya no podemos salir a entregarnos bajo la falda secreta de las docepues después del ocaso la ciudad se ha asomado a mirar con tus ojos la lluvia roja.

Ya no podré fumar en la esquina la libertad coqueta de los hombresy no hablaré de ti como de una diosa mientras la noche se cure el corazón.