De "Memorias de un bello pájaro vacío" *

julio 09, 2009

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Esto es todo lo que poseo: una oscura eternidad entre mis manos.
Viví siempre dividido entre el bien y el mal sin conocerlos en mi alma.
Tuve amigos y los dejé de tener cuando éstos leyeron mis poemas.
Me arrepiento de todo menos de estar vivo y morir.
Vistas así las cosas nada me une al silencio y al pathos de la ausencia.
Extrañaré cuando me vaya este cuarto vacío donde la memoria es gregaria y la muerte vacía.
Quise construir un templo y en su lugar este trino que me desgaja la piel sin gritos.
Me llevaré El Túnel de Sábato cuando me vaya.
Stand by me de Lennon.
Otra cosa es el silencio.
Otra la muerte.
Nada poseo excepto el tenebroso mar dormido entre mis párpados.
Extrañaré las borracheras melodiosas de los sábados nocturnos.
Algunos pájaros chillones muriendo sin rencor en las calles solitarias.
La dispersión del referente, la desaparición del sentido.
El límite de las cosas brincando sobre el lecho acuoso del mar.
El non plus ultra de la muerte rigiendo sin dolor la consabida armonía universal.
El hombre masa. La cháchara frívola. La paz interior.
Quise construir un templo y en su lugar este espectáculo sáfico, esta visión inacabada del amor.
No me extrañen cuando me vaya.
Salud a todos y sean buenos con ustedes mismos.
Todo acabará de la mejor manera posible.
Nada está consumado todavía:

(Hace poco más de un mes Ernesto Zumarán me hiso llegar algunos textos de otro de sus trabajo, del cual me atrevo a colgar uno de ellos. Conversando entre chelas me comentó que no los consideraba poemas. En fin, ya el lector sabrá definir. Pero más allá de eso, disfrutar o dejarlo delado)