Entrevista a Christian Bendayán

octubre 23, 2009

“La originalidad sin identidad me parece que cae en la simple audacia o astucia” *



Tu formación pictórica la realizaste siempre de manera autodidacta, ¿consideras que ha sido beneficioso ese tipo de aprendizaje o de pronto hay cierto desasosiego en ti al no haber estudiado en una Escuela?

Creo que la escuela la puedes encontrar en cualquier parte, en cualquier cosa, depende de uno el querer aprender. Yo quise aprender del mismo arte y no de artistas. Cuando mi obra se parece a las cosas que enseñan en las escuelas siento que algo anda mal.

¿Es imprescindible para un artista del interior del país que su obra se desarrolle en esta ciudad?

No lo decidí, desde niño vine por asuntos de mis padres. No me parece indispensable, y con menos razón cuando el circuito cultural Limeño es tan excluyente y alienado.

¿Tienes conocimiento del trabajo de otros jóvenes pintores tanto de acá como de otras ciudades? ¿Hay algo nuevo, algunos aportes en la pintura peruana actual?

Sí, supongo que algo conozco, y creo que hay varios aportes en la pintura peruana reciente, que hay muchos artistas buenos en el Perú. No todo lo bueno es lo que se muestra, pero en fin.

La influencia del pop art en tu obra es evidente, ¿qué idea tienes sobre la originalidad?, ¿qué importancia tiene para ti esta palabra?

La originalidad para mí va de la mano con la identidad. La originalidad sin identidad me parece que cae en la simple audacia o astucia. Me gusta ver cosas que me hagan sentir parte de algo, de algún tiempo, de algún lugar, de una historia.

¿Y sobre ese afán de reconocimiento que muchos artistas persiguen en este lodazal mediático?

El reconocimiento es importante si va a permitir que tu obra llegue a más gente y siempre y cuando tu obra siga siendo más importante que ese fin.

Picasso decía que no ha habido nunca pintura religiosa, que eso no existe, que ese asunto no cuenta para nada, ¿cómo así decidiste abordar este tema en tu obra?

Sí creo que existe la pintura religiosa, creo que existe toda clase de pintura. Eso no evita que la pintura a fin de cuentas sea solo “la pintura”. Mi vida está vinculada a la religión, creo que pienso bajo un esquema religioso, mi familia y mi pueblo son religiosos. La religión me abordó a mí, del mismo modo que lo ha hecho cada cosa que he pintado.

Desde la década del 90 hasta esta época, en todo este trayecto y acercamiento con la pintura, ¿cuan útil crees que resulta este tipo de arte para la humanidad?

Si te refieres al arte religioso, puedo contarte un caso. Mi obra “Niño Jesús de la caja” sale en procesión cada 1 de mayo, cargado en andas por niños trabajadores de las calles de Iquitos. Mientras recorren la ciudad, los niños rezan oraciones en tono de protesta y exigencia de respeto a sus derechos. Esto ha hecho que la gente se dé cuenta de muchas cosas que suceden con estos chicos, de abusos y sobre todo de que a pesar que trabajan y viven en las calles son niños y merecen ser tratados como tales.

A fines del siglo pasado – qué lejos suena esto –, dijiste que estabas decidido a investigar sobre lo que realmente se esconde detrás del comportamiento sórdido del ser humano, ¿cómo va esa observación, ese análisis? ¿Es tan sórdida la conducta de nuestra especie?

Es muy sórdida, pero ese interés lo tenía a fines del siglo pasado.

Supongamos el caso que de un momento a otro ya no te plazca pintar y algo más terrible aún que cuando estés frente al lienzo u otra superficie no atines ni siquiera a mover la mano pues tú mente se ha quedado en blanco, ¿a qué otro oficio te dedicarías?

Me pasa de vez en cuando y no me aterroriza. Si pudiera decidir, me dedicaría a cualquier chamba en la que tenga poder de decisión.
* (Entrevista publicada en el 2do número de la revista Entera voz)