Una noche cultural en Cusco

marzo 11, 2010




No hace mucho que me acaba de enviar una crónica mi estimado amigo Miguel Fuentes, más conocido en el mundo del hampa literaria sureña como el "piwi". Y esto  nos narra después de asisitir a uno de los tantos eventos culturosos que no faltan por ningún lado. Y al final el hombre ni siquiera disfrutó del vinocoro.  


La última noche del viernes, con el pretexto de dispersar mis sugestivas ideas incitadas por aquel volumen en inglés de El señor de las moscas y de comprobar sí aún mis índices de masoquismo verbal no habían transgredido sus propios límites, y de paso beber gratis mis acostumbradas dosis de vino, me apersoné obviamente ataviado con mi bufanda de reglamento, al recinto antes religioso, y ahora turistiquísimo y cultural, donde ya el culto público se obnubilaba por la precisión verbal y algo gramatical de los protagonistas e interlocutores de tan inminente acontecimiento.



Como de costumbre, y premeditadamente, por recomendación de mi maestro algo calvo de budismo VIP, a consecuencia de mi irrenunciable neurosis, llegué tarde y sin ningún remordimiento al susodicho espectáculo étnico cultural; pues, como es sabido, y saludablemente detestado por aquellos que respetan su karma e integridad mental; estas actividades nocturnas y angurrientas, nos remontan a los que tenemos cierta disfunción cívico mental, a esas pesadillas diabólicas, como las actuaciones escolares por el día de la madre o por fiestas patrias o para ser más caustico, a las ceremonias de inauguración del asfaltado de alguna asentamiento humano o para no salirnos del contexto, al funeral de un amigo poeta, donde con un cinismo propio del minimalismo intelectual y gramatical, aquellos que se decían sus amigos, ensayaban y con un fervor kafkiano, las más churrigrotescas y antológicas peroratas que haya tenido que soportar un cadáver…



Serían como las 8.15 de la noche, una hora prudente para llegar y no despertar sospechas en los organizadores, que uno asiste a estas ceremonias, solo para hacer hora y motivarse vinícolamente para una prometedora noche de juerga. Haciendo mis cálculos, llegué con unos 30 minutos de retraso, pues la invitación decía a las 7 de la noche, Hora Peruana valga la aclaración…Como era de esperar, el recinto evocaba visualmente es obvio, a la misa de cuerpo presente de mi padrino de bautizo, que de dios goce, gracias a su reputación de magistrado…A primera vista, como todos estaban de espaldas, no podía distinguir a nadie, provocando en mi una sensación parecida a la que sentí el día que por mi precaria intuición femenina ingresé a un salón abarrotado de machulas con aires de Borges, pero para infortunio de ellos, con la ductilidad verbal de un profesor sicuaneño de algebra, donde más de uno sumido en pavor tawantinsuyano lanzaba las mas apoteósicas metonimias alusivas al disonante y pecaminoso beso del periodista Beto Ortiz, en una demostración distintiva de patriotismo e identidad cultural. Pasado unos minutos, ya familiarizado con la atmosfera entre comillas cultural, pude distinguir algunas cabecitas que me eran afectivamente empáticas.



Como ya es mi costumbre, en este tipo de manifestaciones humanas, entendidas como culturales, trato en lo posible de no involucrarme ideológicamente ni hepáticamente; pues creo que 11 años de padres nuestro y somos libres ya fueron más que suficientes, sobre todo considerando que el nivel intelectual de los habitantes de esta Mega Huaca sólo están capacitadas para participar en concursos de Saya o para no descontextualizar, para presumir de socialistas o antropólogos, con los conocimientos apropiados para dudar de la intervención de la mano de los marcianos en la edificación de Machupicchu.



Es un hecho, que a partir de haber asistido hace ya muchos años al recital del poeta a quien más amo, y que no quiero mencionar el nombre para no poner en apuros la potencial identidad cultural y abdominal de los aspirantes a electores, me es ahora fácil distinguir entre un concierto en el Carnegie Hall y un tuna universitaria en el paraninfo universitario. Con estos antecedentes, a veces me pregunto: por qué me produce tanto placer, sobretodo visual y auditivo, seguir asistiendo a este tipo de manifestaciones del folklore Meta andino; no será que padezco de alguna patología adquirida por el mal ojo de algún devoto de Pachacuteq, o será que mi creatividad necesita del mismo estimulo que necesitó Ionesco para elevarse al Parnaso del cual hacían mención gratuitamente aquella noche. En verdad, escuchar a un tipo de tan envidiable inteligencia, lucidez, ternura y humor no es común en el mundo, mucho menos en un país como este, cuyo máximo icono de la filosofía de vanguardia la encarna sin lugar a dudas la reconocida animadora Gisella Valcárcel.



Aquella noche, comprobé una vez más por qué el único aporte del arte contemporáneo cusqueño es la reubicación del Ayllu. Pues con intelectos tan lucidos, locuaces y sobretodo alternativos, como los que hace ya creo tres décadas lideran la revolución estética en Cusco, es posible que el nuevo Puma Carranza surja de alguno de los talleres de teatro dictados entre Enero y Marzo…Salvo mejor opinión…No es exagerar, pero salvo algunas excepciones, el ejercicio de la promoción cultural en esta neo mística ciudad, está en manos de unos gorditos que mas parecen personajes poco agraciados mentalmente, claro está, de algún film de Tim Burton, que sin ningún pudor y con justa razón se autoproclaman las voces autorizadas del arte en Cusco, y ésta bien (para ellos), porque de esa manera se estimula y con fundamento la mala lengua y la mala leche de quienes se sienten postergados: de los peluconcitos con aires de filólogos pero que apenas han leído por premura mística e inglinal a Castañeda, de los mas humilditos y socialistas pero con aires de innovador ideológico y caricaturista hiper naif of course, de otros más atrevidos y algo fashion con ideas recalcitrantes y novedosas en contra de la Cocacola y el capitalismo, de otros cuyo origen neo inca es evidente en sus sombreros y sus maneras de llevarse a la boca una brocheta de pollo, de los más deslenguados cuya facha atenta contra los principios de dios y que probablemente evitan escuchar a Gian Marco como actitud de protesta radical en contra del sistema, y de otros simplemente sin pelos en la lengua y mas allá de la frente, en fin, de casi todos los amiguitos que niegan haber bailado alguna vez en la discoteca el Muki…



Haciendo un paréntesis en esta breve correspondencia epistolar a mi mismo, debo de una vez poner los puntos sobre las íes, aun a riesgo de poner en peligro mi futuro profesional en la oficina de desarrollo urbano de la honorable municipalidad del Cusco. La otra tarde, reunido con un amigo poeta de Londres, me contaba algo azorado de la mañana anterior en el que por razones antropológicas, encendió el televisor para enterarse en que andaba la programación local. Me contaba, que por casualidad había sintonizado un espacio cultural conducido por un señor aparentemente bajito cuyo biotipo parecía el de un cura franciscano, salvo el sombrero que llevaba sobre su cabeza, queriendo emular a pesar de su estoica estatura a Diego Rivera. Lo que mas le llamó la atención, por su conocimiento profundo del español, es que dicho personaje en un alarde -obviamente distorsionado- de precisión gramatical, intentaba impresionar a la teleaudiencia con su léxico algo cubista y algo gótico, para prescindir los adjetivos que aluden al coeficiente verbal de un futbolista peruano de la segunda división. Yo no tuve mas alternativa que asentir, y retribuirle tal confesión con otra copa de vino. Minutos después, yo corroboré su (tesis) al confesarle que existía otro personaje igual de pintoresco y financieramente mas hipersensible, que en su afán de convertir a la ciudad en el nuevo París o New York, se encargó de la renovación cultural de la ciudad, organizando festivales de “arte total”, generando una nueva corriente cultural que instaba a los gerentes del teatro municipal a organizar cursos vacacionales de saya y marinera; sin dejar de mencionar los eventos masivos para promocionar los últimos modelos de celulares…



Sería ocioso describir el evento en sí, pues como siempre fue lo mismo, salvo la sorpresiva presencia entre el público de mi ex suegra, quien con ese ya mítico atuendo de contadora me miraba aun con cierto tino, seguramente porque la última vez en su casa, las paredes y cubrecama de la habitación de la ex musa, tuvieron que pagar las consecuencias de mi desenfrenado ímpetu uretral a falta del equipo apropiado para la práctica del arte del aerosol.



Creo que lo mas rescatable de esta última experiencia, es haber comprobado que todos están dispuestos a volver cumplir sus mismos papeles en los próximos eventos; ya me imagino a mi mismo intentando alcanzar una copa de vino o una brocheta, cual niño en una fiesta con piñata; ya me imagino a mis amigos de turno, ejerciendo con propiedad aquella indesmayable tradición cusqueña de la mala leche; ya me imagino rodeado de tantas mentes lucidas especulando sobre el autentico traje de Chanan Qory Coca; ya me imagino a mi otra vez con las ganas de verter campeón en la cerveza de la mancha, para dejar de escuchar gratuitamente y con cinismo, tanta heterodoxa vacuidad gramatical…