Entrevista en 1er Número de Las Sumas Voces

abril 28, 2010

Entre mis archivos hallé hace unas horas esta entrevista que me hizo Alberto Alarcón hace más de ocho años atrás. Salió en el primer número de la revista Sumas Voces, agosto de 2001, en edición simple, nada que ver con las siguientes. 
El tiempo pasa y las ideas dan saltos, se ramifican. En hermosa contradición.   



EN EL ANOCHECIDO LODO DEL ASFALTO



                                                       Por Alberto Alarcón




Para la inauguración del evento Poetas al Ataque estuvo entre nosotros el destacado poeta chiclayano Stanley Vega, quien dejó entre el público asistente una grata impresión gracias a la sencillez de su obra poética cargada de estremecimiento existencial y estético que revela la asunción de un destino de poeta en todos sus extremos y consecuencias.



Stanley, es profesor de Literatura. Actualmente, prepara un volumen sobre la literatura Lambayecana de los años 90 y acaba de publicar Inútil Inventario, su primer libro. A continuación, fragmentos de una larga conversación con el vate.




AA - Quisiera empezar por lo último que dijiste en el recital. Tú has dicho algo que comparto, el hombre es un ser ridículo y creo que el aceptarlo es mas bien positivo para él, pues su valor reside en su capacidad para compensarse, ¿quieres decirnos algo más acerca de esto?

SV - Cuando hice referencia a que el hombre es un ser ridículo me refería a las actitudes limitadas que uno tiene y que sin embargo puede desarrollar. Creo que a partir de esto tenemos precisamente que compensarnos con el desarrollo de nuestros pensamientos y sentimientos y llegar a otra etapa, a ser en cierta forma el hombre que quería Nietszche.

AA - Yo siento que en medio del reposo de tu poesía hay una nota exultante, angustiada ¿Te sientes poseído por algún dolor que te hace introducir tal estado en tus poemas?

SV - Mira, cada vez que hablo de mi es como si hablara de los demás. Todo el tránsito de mi poética radica en el intento de reflejarme y de hecho que mi interior está lleno de frustración y de caos, como en todos los demás. En el intento es que van saliendo mis poemas, con ese toque al que tú te refieres. En el fondo no es Stanley en que pinta así, son también los otros, las otras vidas que contiene el poeta.

AA - Sí, en cierta forma el poeta totaliza al hombre. Quisiera sin embargo preguntarte ¿cómo se siente Stanley Vega en una ciudad provinciana, como Chiclayo, por donde no pasan precisamente las principales coordenadas de la vida cultural del país...?

SV - Es lamentable tener que aceptarlo. Chiclayo es una aldea provinciana, como lo es Trujillo o Lima, que es una acumulación de comarcas. En Chiclayo, me siento de los dos modos, feliz e infeliz, satisfecho e insatisfecho, como corresponde a mi humana naturaleza. Me parece que es una cuestión de espíritu y esto se traduce en los versos que escribo.



AA- Sábato habla en una de sus novelas de los "derrumbamientos espirituales" que marcan la vida de los hombres, ¿cuáles han sido los tuyos?

SV- Mis derrumbamientos son continuos y cíclicos, pues en eso consiste la vida. Ahora, recordar un derrumbamiento especifico... puede ser el del amor que en mi caso ha sido catastrófico. Pero uno se repone, asimila y madura. El amor es un derrumbamiento terrible si no aceptas su fugacidad, su constante ser y no ser. El amor es como la vida misma, una pequeña luz por un instante y nada más, y eso hay que aceptarlo sin dramatismo.

AA- Stanley, ¿crees que la esperanza humana es posible, que la utopía es realizable?

SV- La esperanza es nuestro propio aliento, nuestra respiración. Sí, claro, necesito de una utopía, como todos los mortales para poder vivir. Sin utopía es imposible hacerlo, ella es como el aire que respiramos.

AA- Hablemos de tu poesía. Lo primero que encuentro en ella es su brevedad formal y luego una sencillez atravesada por un universo verbal aparentemente simple ¿Cómo arribaste a este tipo de lenguaje literario?

SV- Debo reconocer que este lenguaje ha implicado un trabajo difícil. La sencillez poética es lo mas difícil de conseguir. En un primer momento escribía poemas extensos, de largo aliento que a veces resultaban pura verborrea. Pronto me di cuenta que hay que dejarse conducir por el espíritu, que nos permite ver y reinventar las cosas con sencillez. Cuando el espíritu nos habla, lo hace en fracciones de segundo, con una urgencia que sólo podemos captar los poetas que aguardamos la revelación de esa voz con humildad.

AA- Algunos poetas acuden, cuando conocen ya algunas técnicas, a ciertas trampas o estratagemas para producir efectos literarios, ¿Sueles hacerlo tú?

SV- Yo no reconozco ninguna trampa, probablemente las use sin saberlo. El alma es la que sabe de esas cosas. Yo creo que si usara concientemente una de esas trampas, la poesía cobraría venganza y me abandonaría.

AA- Entonces, ¿No hay ningún grado de lucidez en ti como hacedor del texto poético, te dejas llevar sólo por lo que ocurre dentro de ti?

SV- Hay una intuición que es propia del ejercicio literario y del tránsito que uno hace como poeta. Lo principal sin embargo es que las palabras se ordenan por si solas, el poeta sólo contempla con el rabillo del ojo. El que ordena, después de todo es el espíritu.

AA- Los poetas tienen temas recurrentes, asuntos que los asedian a lo largo de su carrera literaria ¡Cuáles son la obsesiones que te obligan a escribir?

SV- Mi mundo interior es el que elige mis obsesiones, ese mundo es una caverna poblada de fantasmas que ni mis propios ojos pueden ver sin confundirse.

AA - Pero, ¿cuál de estos fantasmas se te aparece constantemente?

SV- El de la muerte, otro es sin duda la ridiculez del ser humano, temas a los que he hecho alusión en los poemas que leí esta noche.

AA- Hay una imagen que me ha impactado, es aquella en la que dices sentirte luego de la muerte dentro de un ave que va volando y cagando, es decir un juego entre los útil de la belleza y esa cosa pedestre, escatológica que es cagar ¿Qué sentiste cuando pusiste esa palabra?

SV- Una liberación tremenda, una vivencia sublime.

AA- ¿No tuviste la tentación de borrarla en algún momento? ¿No te pareció antiliteraria?



SV- En absoluto. La sentí y fue imperioso escribirla, así de simple.



AA- Los escritores solemos tener, con respecto a los autores que preferimos, una especie de sistema planetario ¿Cuál es el tuyo ahora?



SV- Mis autores favoritos no son precisamente poetas sino mas bien filósofos que ya te he mencionado; sin embargo no puedo dejar de manifestar una preferencia muy especial por Baudelaire, el gran poeta francés.


Alberto Alarcón y yo en algún lugar de Piura, bebiendo clarito y a punto de despacharnos un ceviche. Año 2009. .