Comentario a libro de Rafael Gutarra "La novia fugitiva y otros relatos"

junio 26, 2009

(Hace unos minutos, mi amigo Lúber Ipanaqué, desde la ciudad de Piura, me acaba de enviar un comentario a la más reciente obra del narrador Rabel Gutarra, quien igual que Lúber ha nacido fuera de las cálidas tierras piuranas (nació Gutarra en Huancayo, 1963) pero como se verá ambos vienen desarrollando sus obras en esta parte del norte)





Por Lúber Ipanaqué *

Todo escritor es un filósofo de su tiempo। La literatura y el escritor cumplen la función del espectador y critico objetivo del proceso por el cual una sociedad viene atravesando. Pues es la esencial función de la literatura, aparte del ideal de la estética, que va en dos direcciones: la capacidad de las palabras para expresar la realidad y la capacidad de explicar el sentido de las cosas y de los acontecimientos. Ese quizás es el mayor compromiso de la “palabra en el tiempo”, que puede ser conciente o inconcientemente.
La Novia Fugitiva y otros relatos, de Rafael Gutarra, nos hace sumergirnos en el alma contemporánea de Piura, nos hace bucear por los meandros insospechables de la conciencia de una sociedad que se ufana de ser moderna, pero que aun sigue conviviendo con sus fantasmas y miedos, un lugar que hace tiempo dejó de ser cálida y apacible para transformarse en un monstruo vestido de ciudad. Lejos están los personajes de los mitos y leyendas que aparecían en el campo, pues esta vez se han modernizado. En lugar de usar caballos hoy manejan taxis, ya no salen al encuentro en un camino rumbo a la parcela sino en plena carretera, ya los personajes no se intimidan fácilmente sino que juegan a ser lógicos y objetivos.
El libro consta de cinco relatos narrados en tercera persona y tiene como espacio la urbe piurana. El primero de ellos se titula “La Novia Fugitiva”, que da nombre al libro, donde se narra la historia de Rogelio, profesor universitario que acaba de terminar su relación con su novia Camila. Es noche de lluvia, Rogelio conduce su coche por la carretera de Catacaos a Castilla y se le aparece una mujer vestida de novia, que para sorpresa de Rogelio también se llama Camila, como su ex novia, a quien la lleva hasta su casa. Al despedirse intercambian números de teléfonos y Rogelio le da su casaca para que no se moje. Queda enamorado de la mujer. Al siguiente día la llama y va a su casa donde comprueba por versión de sus padres que Camila es un fantasma que murió hace años en la carretera y que suele aparecerse a cada hombre solitario que tiene por nombre Rogelio, como su ex novio con quien no quiso casarse la noche de su muerte.
El relato empieza con una frase poética que nos da la sensación de pureza y de vida,”Parece que el cielo se escurre sobre la tierra. Y Rogelio tiene la sensación de navegar sobre un río.” Para luego acercarnos al pragmatismo de la sociedad actual, “Serían las doce de la noche. Lo comprobó en su celular. Ya no la llamaría”, en donde el celular bien significaría la soledad y la frialdad de estos tiempos, una frialdad y una soledad en la que las parejas modernas se encuentran pero aparentemente “más unidas”, “Tanto esfuerzo para convertirse en profesor universitario. Y con la ayuda del sindicato comprar ese auto japonés que estaba conduciendo…”, que nos hace reflexionar sobre el valor de los sentimientos como el amor y la pureza, pues al leer nos damos cuenta como si Rogelio hubiera comprado el auto para encandilar a Camila con cosas materiales. Pero el final es sorprendente y sugestivo pues una llamada deja frío a Rogelio mientras ve cable, es la voz de Camila, quien ha vuelto, pero esta vez a tomar venganza.
El segundo relato se titula “El taxista fantasma”, narra la historia de Chucho Valiente, un taxista asesinado por una banda de narcotraficantes y que suele aparecerse ofreciendo sus servicios de transporte cada noche por las calles de Piura para luego perderse en medio de la pista rodeado de la multitud de taxis amarillos. Los dos primeros relatos del libro bien pueden ser el producto de un miedo generalizado en los taxistas que trabajan de noche “para llevar el sustento a su casa”, ya que se exponen a una serie de peligros como la de ser asaltados, asesinados, golpeados, coimeados por la baja policía, etc. De ahí que con el producto de su imaginación hayan logrado ir creando historias mezcladas con la realidad y la fantasía adecuadas según sus formas de vida. Gutarra no se queda tan sólo en las leyendas de miedo sino que además nos da una visión panorámica de lo que es Piura y sus problemas de transporte, haciéndonos reflexionar del caos en el que vivimos lo piuranos. Además de hacernos sentir el pensar, las angustias y los gustos cotidianos de los taxistas cuando dice “Chucho Valiente casi siempre estaba alegre y con la música de Agua Marina en alto volumen”, “El trabajo era difícil por la excesiva competencia en las calles”. Y es justamente por la falta de empleo y la exagerada competencia que Chucho Valiente, el taxista, es tentado por unos desconocidos que “…le ofrecieron una buena cantidad de dinero por sus servicios”. El autor juega un papel de juez, y no dice siempre las cosas pero hace guiños, y sugiere la ambición en el personaje, “A Chucho Valiente le brillaron los ojos”, ambición que lo llevó a la muerte y como castigo, nos relata, “Los perros lo habían desenterrado y tenía un brazo lleno de mordeduras”.
El tercer relato es “Una mujer en la ventana”, trata de la historia sobre una mujer fantasma que acostumbra aparecerse en una casa de alquiler de Miraflores. Lucho Ganoza, es profesor universitario, sociólogo, vive en aquella casa de inquilino, en donde conoce a dos chicas hermosas, Yamila y Carmina, sobrinas de los dueños de la pensión. La historia gira entre las conversaciones de Lucho Ganoza con Houdini Guerrero, otro profesor universitario, entre cerveza y cerveza. Lucho Ganoza empieza a tener señales fantasmagóricas, se le prende la luz por sí sola, oye largos suspiros y sueña con una muchacha que asoma sus cabeza por una ventana. Luego ya no sólo la sueña sino que la ve despierto. Lucho Ganoza se enamora de Yamila con quien tiene un furtivo romance. Hasta que un día halla al dueño de la pensión ultrajando a Yamila. Esto da paso a que por boca de Yamila se entere que el dueño de la pensión es su padre, que la mujer que la acompaña al dueño de la pensión es su tía que se quedó con él desde la muerte de su madre. Y por último a descubrir que la otra chica hermosa que siempre anda con Yamila, Carmina, no existe. Pues es el fantasma de la madre de Yamila, quien tenía un romance con un estudiante universitario que la hizo abortar y al ser descubierta por el dueño de la pensión éste la dejó encerrada en un cuarto para que muriera desangrada. En este relato Gutarra tiene como temas principales el incesto y la infidelidad-temas que ha desarrollado en otros relatos y cuentos suyos-, pero además la vida universitaria piurana. No sólo de los estudiantes sino también de los docentes, “…cuando todos los inquilinos que son profesores o alumnos de las distintas universidades que abundan en Piura…”, y pues uno de los problemas de Piura es la proliferación de universidades.
El cuarto relato, “El extraño caso de la calle Torata”, narra la historia de un universitario que se enamora de Claudia, una chica que vive en la calle Torata antes llamada La Bolsa del Diablo en el centro de Piura. Cuando Claudia terminó la secundaria sus padres la mandaron a estudiar a Argentina y desde aquel entonces el universitario se volvió un drogadicto. Una noche de Navidad después de muchos años Claudia regresó de argentina con su esposo y su pequeño hijo, eran las doce de la noche y al compás de cohetes y bombardas “el joven de anteojos y cabellos largos se refugió en su cuarto y se disparó un tiro con la pistola de su padre”. Desde aquella vez en la Calle Torata, que forma la avenida Arequipa con Sánchez Cerro, la sombra del universitario va de un lado a otro como buscando a alguien. La historia nos hace remontar al imaginario de la Piura de 1916, donde aparecían vacas escuálidas de la nada, hombres sin cabezas y caballos montados por el mismo diablo. Entonces las formas y usos de vida de los piuranos eran distintas a los de la Piura moderna de “edificios altos y un trajín incesante de lugareños y gentes venidas de otras partes”.
El último y quinto relato, “Un lamento interminable en la noche”, nos cuenta la historia de María, una estudiante universitaria de la Facultad de Derecho de Universidad nacional; de Eduardo, eterno amante de María desde la secundaria y la historia del joven médico Junior, mejor amigo de Eduardo con quien María tiene un romance. Cierto día Eduardo cita en un restaurante a Junior para ser testigo de la formalización de su romance con María. Junior en aquel lugar descubre a María ante los ojos de Eduardo que esta la traiciona con él. Al tercer día encontraron muerto a Junior, en su cama, luego de haberse emborrachado. Con el paso del tiempo María está de novia de un profesor de matemática y decide dejar para siempre a Eduardo, por lo que este le propone una última salida. María va a casa de Eduardo y beben vino. Ambos mueren por envenenamiento, pues cada uno quiso matar al otro. Desde aquel entonces una mujer sale de la casa de Eduardo toma un taxi y luego cuando va a llegar a su destino desaparece misteriosamente.
Gutarra es el único escritor que hasta el momento describe la sociedad piurana actual, la mentalidad pragmática de sus hombres y mujeres jóvenes, y la historia de una universidad en decadencia. Pues no es casualidad que sus personajes sean taxistas, estudiantes o profesores universitarios.
“La novia fugitiva y otros relatos”, es una obra que inaugura una etapa nueva en la vida y la literatura piurana, pues es el diagnostico y el equilibrio que une el pasado con el presente, de una literatura tradicional y una literatura urbana, de una Piura fantasmagórica y una Piura moderna, será por eso que cada relato es escrito con buen dominio de técnicas literarias, logrando capturar e interiorizar cada historia en un lector acostumbrado a lo tradicional y tedioso, relatos que pudieran tratar sobre los mismos temas pero que resultarían incipientes en la pluma de cualquier otro escritor improvisado.

Piura, 25 de junio del 2009।


* Pucallpa. 1985. Estudiante de Derecho y Ciencias Sociales en la Universidad Nacional de Piura. Ha publicado: "Hostia Sideral" (2005); "Los apóstoles de la muerte" (2007) y "Paraiso en Llamas".



Stop over

junio 25, 2009



Detengamos un taxi, nena
y partamos hacia el cielo
a revolcarnos entre las nubes
mismos animales en jubiloso celo
y bebamos ron hasta embriagarnos
como dos hermosos ángeles desnudos.

(Otro poemita para entibiar los grises días de invierno)

Jockey in love

junio 22, 2009



Se da la partida.
Tercera carrera de la tarde.
Tus muslos aprietan mis caderas
y algo me murmuras en el cuello.
600 para la meta.
Sin duda amo tu sexo
columpiándose en el aire,
Humedeciendo mi pelvis.
400 para la meta.
Amo esa manera de hundir tus pies
en los estribos de las sabanas.
Amo tus senos
que como dos enormes frutas celestiales
no dejan de estrellarse contra mis labios.
Amo ese látigo de placer
que sostienes entre las piernas.
Amo tu aliento tibio.
100 metros para la meta.
Amo tus gloriosos jadeos.
Amo tu entrepierna mojada.
Quiero relinchar pero no puedo.
Ha sido una carrera de clásico
y una vez más le hemos ganado al tedio.
(Poema publicado en Amor, jodamos un rato y también en 2 + No antología No contemporánea de los poetas amigos)

A dos años de la partida de Juan Ramírez Ruíz

junio 16, 2009


Este miércoles 17 de junio se cumplirá dos años del fallecimiento de JRR. Su hermano, el periodista José Ramírez me hizo llegar un correo electrónico en el que hace extensiva la invitación a una Misa de Honras en honor al desaparecido poeta peruano. Esta ceremonia religiosa se llevará a cabo precisamente este 17, a las 9:00 de la mañana en la Iglesia Santa Verónica de Chiclayo. Don José también me hizo llegar el año pasado y mediante la misma vía, una foto que Juan guardaba entre sus cosas. La foto data, si la memoria no me falla, del 2004. Domingo de Ramos presentaba su poemario Erotika de Klase. En la toma también aparece otra amiga que partió justo por estas fechas, pero antes que Juan. Se trata de Maria del Carmen Gómez Sánchez, la eterna adolescente. Al leer un articulo antiguo de Rafo León supe que la gringa había sido durante los 70 una las chicas más guapas de la escena literaria en Lima. Ella murió inesperadamente acá en Chiclayo. Nunca se supo los motivos.

Algunas palabras sobre la masacre en Bagua

junio 09, 2009

Que otra cosa puede uno hacer luego que la ira y la impotencia se meten en el alma, sino exorcizarse uno mismo a través del lenguaje y quizá de pronto morderse el labio. Pero quién no habrá sentido ganas de meterle un soberbio puntapié en el culo a Alan García y a toda esa retahíla de ayayeros, sanguinuelas y caraduras que lo acompañan en este transito depredador, salpicado de sangre y gritos de terror. No solo de él es exclusivo este deseo (¿quién no recuerda aquellas imágenes cuando patentó oficialmente su patada con aquel humilde hombre?). Sin embargo también habrá más de uno que se muera de ganas, tenga la imperiosa necesidad de zamparle un verdusco escupitajo en plena cara, la cual resultaría quizá una metáfora reconfortante.
Luego de que nuestro adorable gobierno presidido por éste ser arrogante, falaz y homicida ha demostrado su ineptitud y apetito omnívoro (¿ha logrado algo sustantivo durante todo este tiempo?; otra cosa, ¿cuál es el afán de pretender apoderarse de tantos millones de hectáreas en la selva? ¿es cierto que para que 28 millones de peruanos nos beneficiemos o en todo caso para que “la patria no pierda lo avanzado”, como se menciona en ese spot que más parece salido del pentagonito? ¡Que no joda!), ahora resulta que el líder amazónico Alberto Pizango, ha sido denunciado, acusado de presuntos delitos de rebelión, conspiración y sedición. Es por ello que ayer fue acogido por la Embajada de Nicaragua en calidad de asilado político.
Ahora bien, en tanto ocurría esto la conchudez encarnada en dos mujeres salían a tirar las primeras piedras. Por un lado Keiko Fujimori y por otro, la queridísima maestra de la nueva escuela aprista, Mercedes Cabanillas, dignas representantes del cieno, el silo, de los más bajos fondos. En palabras de aquella que todos los peruanos le dimos individualmente, aunque no en las manos, siquiera unos diez céntimos para que estudie en Estados Unidos, señaló que Pizango debería dar la cara y enfrentar el proceso judicial para que dé a conocer cuál fue su rol (como si el muy valiente e hijo de puta de su padre lo hubiera hecho al huir del país). Y la Cabanillas: “No se puede actuar a mansalva, ponerse fuera de la ley, cometer delitos (…) y después cobardemente, tras el saldo de pérdida de vidas, decir me voy a asilar” (¿son palabras para Pizango o su propio compañero y líder Alan García? ¿acaso en ella no puede recaer el delito? Han muerto jóvenes policías, recién salidos de la escuela y a quienes hace no mucho los “benefició” con un reglamentó medieval, muchachos de veintitantos años, enviados sin escrúpulo alguno hacia la hoguera) ¡Que tal sinvergüencería! Cualquier alma que hallándose en un charco, donde el poder y el dinero prevalecen, se ruborizaría al pretender lanzar la primera piedra, pero obviamente estas dos mujeres carecen de pudor y de sangre.
El responsable de lo ocurrido el viernes 5 de junio es sin duda aquel rostro que a estas alturas resulta repugnante verlo a través de las pantallas de televisión. Ese rostro que deja ver nada más que soberbia y suena a otro dictadorzuelo conocido, a descamuflado fascista (a propósito, ¿dónde anda el famoso escritor e intelectual peruano, Mario Vargas Llosa?, ¿será que no le apetece hablar de indígenas y chocar, o siquiera rozar con su amigo, el ahora pinocho del liberalismo? Ni siquiera balbuceó cuando la SUNAT tomó Panamericana, ¿en qué lugar andará disertando sobre la bienaventurada libertad?) Es culpable Alan García pues por su terquedad, por su cortedad mental, por dársela de pendejo. ¡Acaso no es una gran pendejada querer pasear a toda una serie de gremios indígenas durante 52 días! ¡A cualquiera le colma que lo agarren de tonto! O sea, uno va a exponer sus derechos y lo primero que pretenden es mecerte día tras día, como a bebe recién nacido. Se escucha en su fuero interno: Tiene que dormirse (la Asociación Interétnica para el Desarrollo de la Selva Peruana). Permanecer en silencio mientras ingresamos a la selva. Estos indígenas son una tira de inadaptados e ignorantes (hace unos días afirmó que no eran “ciudadanos de primera clase” y que por los 400 mil de ellos, los 28 millones de peruanos no podíamos privarnos de ir por aquellos lugares, ¿pero quién habla de visitas o turismo cuando las tierras de los nativos están a punto de ser tomadas “legalmente” por trasnacionales? Gravísimo error, como él mismo diría. Lo que ocurrió aquel día fue otro hecho fatal y cruento para las desoladas e inciertas páginas de nuestra historia. Y es que a García le place embarrarse con sangre la conciencia y ahora Yehude Simon, coterráneo mío y en quien confié alguna vez, dice que saldrá con las manos limpias. Mismo Pilatos pretende lavarse las manos y eximirse de toda culpa. Pues no. Es tan culpable como Alan. Por ser su gran compinche. Su gran Premier.
El número de los fallecidos en el enfrentamiento del día viernes es manejado por las fuentes oficiales con tanta apañadura que da arcadas. Y francamente que produce el incremento del escepticismo. Afortunadamente ya no son muchos los crédulos que se meten el dedo en la boca y asienten cuando un político de mierda sale en la tele y lanza su rollo. Sobre todo los jóvenes. Tengo amigos y familiares en Bagua, Rioja y Tarapoto y la cifra que ellos manejan llega al centenar de muertos. A los miembros de la policía Defensoría del pueblo y el mismo Estado ya los contabilizó. Pero, ¿quién da cuenta de los indígenas? Me cuenta un amigo que reside en Bagua Grande que a través de las radioemisoras de Jaén pobladores de la zona llamaban diciendo que miembros de la policía, a la orilla del río Marañon, torturaban y luego en bolsas negras los arrojaban a las aguas. Los denunciantes se hallaban parapetados en los cerros mientras veían semejante matanza. No es que exima de culpa alguna a los miembros de la Asociación Interétnica para el Desarrollo de la Selva Peruana, pero, ¿a quién no le va llegar altamente cuando supongamos ves a tu calle invadida por tanques y de repente empiezan a maltratare y de pronto ves morir a uno de tus hermanos? Así el agresor tenga escudo y una ametralladora y tú sólo en las manos sostengas una piedra o una lanza te enfrentas al agresor. Ya tu vida no te pertenece. Ha sido cogida por el odio y la venganza. Al ver entre las imágenes difundidas por Internet y distinguir tanques me dio la sensación que estaba en la Franja de Gaza. Este Estado es tan criminal como el de Israel. A ambos le importa un carajo los derechos humanos y toda esa sensiblería humanista (volví a acordarme de Pilatos). ¿Cómo se explica que cerca de un centenar de indígenas hayan muerto y desparecido, o sea casi una cuarta parte de los policías? No es difícil deducir pues que algo les exacerbó a los nativos como para entregarse a una muerte inminente, ora sea torturado, ora sea con un fulminante balazo, más allá de que en primera instancia esté el hecho de reclamar sus exigencias de la derogatoria del Decreto Legislativo 1090. ¡Y pensar que nadie dio una orden para cesar el fuego, aquella feroz y sangrienta batalla! ¿En que oculto arcano se posaba la racionalidad de García? ¿por dónde deambulaba la tía Meche? ¿y el futuro dizque presidente del Perú, Yehude Simon, pero antes de todo esforzado y fiel ganapán de García?
Mas esta historia aún no ha terminado. Este 11 se anuncia un Paro Nacional. Y aunque no lo crea, este régimen aprista y carroñero (y también herbívoro, pues como se habrán dado cuenta ahora resulta que le gusta meter su hocico en el bosque) atraviesa una de sus peores crisis. Sin embargo jamás olvidemos que su líder de sangre siempre se ha alimentado. Que la sed de éste Vlad Tepes moderno es insaciable.

El alma de Benedetti

junio 08, 2009



Ahora que la bulla ha pasado y haciendo cuentas, recuerdo que un 16 de mayo nos habíamos reunido a beber unas cervezas (asunto nada novedoso) con mi amigo Ernesto Zumarán y no sé en que momento apareció la figura de aquel niño viejo, hablando con esa voz de joven rioplatense. Ernesto guarda en su biblioteca una antología de su poesía que a inicios de los noventa leí con mucho gozo. Hicimos un brindis y coincidimos en que aquel hombre era una fuente inagotable. Un poeta vital e intenso. Un izquierdista puro. Jamás pensé, ni el mismo Ernesto tampoco –supongo– que las horas de vida de nuestro querido y apreciado Mario Benedetti, se diluían en el vecino país de Uruguay. Al día siguiente, 17 de mayo, la noticia se propaló y fue como una daga incrustada en muchos corazones.
A poco más de veintitantos días de la partida de Mario Benedetti, cuelgo un poema que durante los años 90 solíamos escuchar con un creciente latido en el lado izquierdo de nuestros pechos, embriagados con ron y ese antiguo tocacasettes sonando en medio de la noche:


A LA IZQUIERDA DEL ROBLE





No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico es un parque dormido
en el que uno puede sentirse árbol o prójimo
siempre y cuando se cumpla un requisito previo.
Que la ciudad exista tranquilamente lejos.

El secreto es apoyarse digamos en un tronco
y oír a través del aire que admite ruidos muertos
cómo en Millán y Reyes galopan los tranvías.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico siempre ha tenido
una agradable propensión a los sueños
a que los insectos suban por las piernas
y la melancolía baje por los brazos
hasta que uno cierra los puños y la atrapa.

Después de todo el secreto es mirar hacia arriba
y ver cómo las nubes se disputan las copas
y ver cómo los nidos se disputan los pájaros.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
ah pero las parejas que huyen al Botánico
ya desciendan de un taxi o bajen de una nube
hablan por lo común de temas importantes
y se miran fan ticamente a los ojos
como si el amor fuera un brevísimo túnel
y ellos se contemplaran por dentro de ese amor.

Aquellos dos por ejemplo a la izquierda del roble
(también podría llamarlo almendro o araucaria
gracias a mis lagunas sobre Pan y Linneo)
hablan y por lo visto las palabras
se quedan conmovidas a mirarlos
ya que a mí no me llegan ni siquiera los ecos.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero es lindísimo imaginar qué dicen
sobre todo si él muerde una ramita
y ella deja un zapato sobre el césped
sobre todo si él tiene los huesos tristes
y ella quiere sonreír pero no puede.

Para mí que el muchacho está diciendo
lo que se dice a veces en el Jardín Botánico

ayer llegó el otoño
el sol de otoño
y me sentí feliz
como hace mucho
qué linda estás
te quiero
en mi sueño
de noche
se escuchan las bocinas
el viento sobre el mar
y sin embargo aquello
también es el silencio
mírame así
te quiero
yo trabajo con ganas
hago números
fichas
discuto con cretinos
me distraigo y blasfemo
dame tu mano
ahora
ya lo sabés
te quiero
pienso a veces en Dios
bueno no tantas veces
no me gusta robar
su tiempo
y además está lejos
vos estás a mi lado
ahora mismo estoy triste
estoy triste y te quiero
ya pasarán las horas
la calle como un río
los árboles que ayudan
el cielo
los amigos
y qué suerte
te quiero
hace mucho era niño
hace mucho y qué importa
el azar era simple
como entrar en tus ojos
dejame entrar
te quiero
menos mal que te quiero.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero puedo ocurrir que de pronto uno advierta
que en realidad se trata de algo más desolado
uno de esos amores de tántalo y azar
que Dios no admite porque tiene celos.

Fíjense que él acusa con ternura
y ella se apoya contra la corteza
fíjense que él va tildando recuerdos
y ella se consterna misteriosamente.

Para mí que el muchacho está diciendo
lo que se dice a veces en el Jardín Botánico

vos lo dijiste
nuestro amor
fue desde siempre un niño muerto
sólo de a ratos parecía
que iba a vivir
que iba a vencernos
pero los dos fuimos tan fuertes
que lo dejamos sin su sangre
sin su futuro
sin su cielo
un niño muerto
sólo eso
maravilloso y condenado
quizá tuviera una sonrisa
como la tuya
dulce y honda
quizá tuviera un alma triste
como mi alma
poca cosa
quizá aprendiera con el tiempo
a desplegarse
a usar el mundo
pero los niños que así vienen
muertos de amor
muertos de miedo
tienen tan grande el corazón
que se destruyen sin saberlo
vos lo dijiste
nuestro amor
fue desde siempre un niño muerto
y qué verdad dura y sin sombra
qué verdad fácil y qué pena
yo imaginaba que era un niño
y era tan sólo un niño muerto
ahora qué queda
sólo queda
medir la fe y que recordemos
lo que pudimos haber sido
para él
que no pudo ser nuestro
qué más
acaso cuando llegue
un veintitrés de abril y abismo
vos donde estés
llevale flores
que yo también iré contigo.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico es un parque dormido
que sólo despierta con la lluvia.

Ahora la última nube a resuelto quedarse
y nos está mojando como alegres mendigos.

El secreto está en correr con precauciones
a fin de no matar ningún escarabajo
y no pisar los hongos que aprovechan
para nadar desesperadamente.

Sin prevenciones me doy vuelta y siguen
aquellos dos a la izquierda del roble
eternos y escondidos en la lluvia
diciéndose quién sabe qué silencios.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero cuando la lluvia cae sobre el Botánico
aquí se quedan sólo los fantasmas.

Ustedes pueden irse.
Yo me quedo.