"La plaga humana" de Ricardo Paredes Vasallo

octubre 26, 2009




Por Fernando Odiaga





Ahora que ha estallado la crisis económica financiera mundial los seres humanos se preguntan cuál será el futuro del sistema capitalista. Pero eso no es todo. A la crisis financiera se suma la escasez de alimentos, de agua, de energía y la crisis medioambiental. En este contexto, buscando respuestas al absurdo provocado por el trabajo y la sed de riqueza, encontramos el libro La plaga humana (Ed. Pies de plomo, Lima 2008) de Ricardo Paredes Vasallo, obra de naturaleza opuesta a las lamentaciones y críticas filosóficas publicadas en los últimos decenios. En ella Paredes Vasallo, filosofo ancashino, desmonta de modo radical los mitos y metarrelatos sobre los que se fundamenta nuestra concepción del hombre y del sistema, a la manera del saber posmoderno que describiera Lyotard, clasificaciones y rótulos en los que de todos modos nuestro autor no se ve reflejado.



Paredes Vasallo defiende ante todo la unidad de la naturaleza humana por encima de las diferencias de nación, raza, creencias; para él, antes que nada, el hombre es un habitante del planeta, con iguales derechos que los demás seres a existir. El autor enuncia que doquier el hombre ha construido su civilización en nombre del progreso y la felicidad. Han florecido la destrucción, el despilfarro, el desplazamiento y la extinción de otros seres, convirtiéndose para la naturaleza en una plaga devastadora. Según Paredes, el hombre destruye por destruir, en una carrera ciega e irracional por imponer su modo de vida y construir lo que considera su felicidad.



En el libro se describe al hombre como un ser necio, arrogante, depredador, parásito, violento, un ser al que hay que detener en su locura productiva de bienes superfluos, proponiendo una forma de vida más sencilla y austera, que parta de una nueva ética con la cual podamos enmendar el desastre que hemos ocasionado a la vida en el planeta.



Haciendo caso omiso a los efectos escandalosos de sus palabras el autor nos dice: “la propiedad es la madre de la miseria humana… en la propiedad está el germen de la destrucción”. La acción de los propietarios se revela nociva. El comerciante, el productor, el consumidor, hacen gala de una gran soberbia y rapacidad ilimitadas. Nuestra civilización se erige en una broma grotesca, degenerada, avara y glotona. Por todos lados los calificativos se multiplican para describir esa catástrofe a la que nos ha llevado el sistema capitalista y que el filósofo ancashino intenta denunciar cuando aún es tiempo de ponerle remedio. Paredes ve en esta lucha un camino de guerras y enfrentamientos que serán inevitables si el hombre quiere sobrevivir. La libertad sin límites que promueve el ser humano en el sistema tiene como fin justificar la acción de los hombres en detrimento de otros seres de la naturaleza, relacionando así la libertad con una gran irresponsabilidad por la que no hemos reparado en volver peligrosa nuestra existencia en aras del progreso socioeconómico. Paredes habla de una desproporción entre el ser del hombre y su poder, definiéndolo consecuentemente como un parásito; éste es sádico, estúpido, hedonista, cínico. Es un ser obsesivo, indagador, insaciable. Y esto es ostensible en su política, en su hacer sociedades y alianzas buscando fines comunes, medrando y viviendo de los demás y no dando nada de sí mismo.



La plaga humana es un libro desmitificador por excelencia, corrosivo, escrito con un rigor y una lógica que solo puede emanar de una conciencia sincera, de una gran honestidad intelectual constituyendo una obra de obligada lectura que nos abrirá la perspectiva para pensar un hombre renovado en el cual siga siendo válida la esperanza.



Entrevista a Christian Bendayán

octubre 23, 2009

“La originalidad sin identidad me parece que cae en la simple audacia o astucia” *



Tu formación pictórica la realizaste siempre de manera autodidacta, ¿consideras que ha sido beneficioso ese tipo de aprendizaje o de pronto hay cierto desasosiego en ti al no haber estudiado en una Escuela?

Creo que la escuela la puedes encontrar en cualquier parte, en cualquier cosa, depende de uno el querer aprender. Yo quise aprender del mismo arte y no de artistas. Cuando mi obra se parece a las cosas que enseñan en las escuelas siento que algo anda mal.

¿Es imprescindible para un artista del interior del país que su obra se desarrolle en esta ciudad?

No lo decidí, desde niño vine por asuntos de mis padres. No me parece indispensable, y con menos razón cuando el circuito cultural Limeño es tan excluyente y alienado.

¿Tienes conocimiento del trabajo de otros jóvenes pintores tanto de acá como de otras ciudades? ¿Hay algo nuevo, algunos aportes en la pintura peruana actual?

Sí, supongo que algo conozco, y creo que hay varios aportes en la pintura peruana reciente, que hay muchos artistas buenos en el Perú. No todo lo bueno es lo que se muestra, pero en fin.

La influencia del pop art en tu obra es evidente, ¿qué idea tienes sobre la originalidad?, ¿qué importancia tiene para ti esta palabra?

La originalidad para mí va de la mano con la identidad. La originalidad sin identidad me parece que cae en la simple audacia o astucia. Me gusta ver cosas que me hagan sentir parte de algo, de algún tiempo, de algún lugar, de una historia.

¿Y sobre ese afán de reconocimiento que muchos artistas persiguen en este lodazal mediático?

El reconocimiento es importante si va a permitir que tu obra llegue a más gente y siempre y cuando tu obra siga siendo más importante que ese fin.

Picasso decía que no ha habido nunca pintura religiosa, que eso no existe, que ese asunto no cuenta para nada, ¿cómo así decidiste abordar este tema en tu obra?

Sí creo que existe la pintura religiosa, creo que existe toda clase de pintura. Eso no evita que la pintura a fin de cuentas sea solo “la pintura”. Mi vida está vinculada a la religión, creo que pienso bajo un esquema religioso, mi familia y mi pueblo son religiosos. La religión me abordó a mí, del mismo modo que lo ha hecho cada cosa que he pintado.

Desde la década del 90 hasta esta época, en todo este trayecto y acercamiento con la pintura, ¿cuan útil crees que resulta este tipo de arte para la humanidad?

Si te refieres al arte religioso, puedo contarte un caso. Mi obra “Niño Jesús de la caja” sale en procesión cada 1 de mayo, cargado en andas por niños trabajadores de las calles de Iquitos. Mientras recorren la ciudad, los niños rezan oraciones en tono de protesta y exigencia de respeto a sus derechos. Esto ha hecho que la gente se dé cuenta de muchas cosas que suceden con estos chicos, de abusos y sobre todo de que a pesar que trabajan y viven en las calles son niños y merecen ser tratados como tales.

A fines del siglo pasado – qué lejos suena esto –, dijiste que estabas decidido a investigar sobre lo que realmente se esconde detrás del comportamiento sórdido del ser humano, ¿cómo va esa observación, ese análisis? ¿Es tan sórdida la conducta de nuestra especie?

Es muy sórdida, pero ese interés lo tenía a fines del siglo pasado.

Supongamos el caso que de un momento a otro ya no te plazca pintar y algo más terrible aún que cuando estés frente al lienzo u otra superficie no atines ni siquiera a mover la mano pues tú mente se ha quedado en blanco, ¿a qué otro oficio te dedicarías?

Me pasa de vez en cuando y no me aterroriza. Si pudiera decidir, me dedicaría a cualquier chamba en la que tenga poder de decisión.
* (Entrevista publicada en el 2do número de la revista Entera voz)

Las múltiples fábulas de la muerte en la narrativa de Fernando Carrasco




Por: Edmundo de la Sotta Díaz


PRETEXTO



Fernando Carrasco Núñez nació en Lima y tiene 33 años, la edad de Cristo cuando murió. En este momento, los une la edad simbólica y, también, el tópico de la muerte. El hijo de Dios simuló una muerte para fundar una religión y el narrador limeño se regodea con la muerte para recrear sus múltiples variantes en cada uno de sus relatos.

Esto es, Carrasco busca crear una poética de la muerte, porque es el motivo esencial de sus cuentos; así, en Cantar de Helena y otras muertes (2006), su primer libro, y en este nuevo libro el hilo temático de cada historia gira en torno a las múltiples caras de la muerte. Unas veces deseada por los protagonistas de estas historias; otras, porque abrumados por las circunstancias solo les queda aceptarlas con dignidad.

Ni criollo ni andino, en todo caso la totalidad contradictoria del Perú (Cornejo Polar, dixit) es el espacio que Carrasco busca recrear con sutileza y coherente verosimilitud. De hecho, se percibe en sus textos su facilidad para aprehender los asuntos de la ciudad; porque es un feliz habitante de las calles del mítico barrio Nocheto. Donde fue testigo, cuando era niño, de los repartos populares de Sendero y de sus insignias que se prendían en los cerros aledaños, para deleite de los niños y temor de los adultos. Nocheto, donde es posible brindar con un faite de alcurnia o con una sufrida doncella que se corta los brazos por cada nuevo desamor que le toca vivir.

Pero, también, los asuntos del campo no le son ajenos, más bien parece tener una disposición empática con la naturaleza y más precisamente con la vida de los pueblos rurales. Su afición por las fabulosas festividades de Huarochirí o el constante tour por los majestuosos viñedos de Cañete. Su residencia en el bucólico Huánuco. El haber estudiado en La Cantuta, por su cercanía al río, es ya una elección por la arcadia natural.

En definitiva, Carrasco no se adhiere a una propuesta en particular ni a una moda específica. Es más bien un aspirante al selecto grupo de artesanos de la palabra quienes con exquisitez, parsimonia y deleite se dedican a hilvanar luminosas historias humanas.


TEXTO

La muerte y otras traiciones (2009) es el segundo libro de cuentos que Carrasco nos entrega. Está constituido por nueve relatos. Como lo sostiene el maestro Antonio Gálvez Ronceros, en la contratapa: “La muerte es el elemento dominante de estas historias”. Así, en “La ficha marcada” la mutua traición de una pareja de esposos, simbólicamente desarrolla el tema de la muerte de la fidelidad. Ambos infieles, ella con más alevosía que él. En “Al fin de la partida” la venganza por adelantado consiste en que la niña protagonista se anticipa a su futura explotación sexual y elimina a los proxenetas. En “Último tercio” aparece la muerte de un joven torero en el ruedo, quien se jugaba su reconocimiento en esa tarde de la cogida: “O por la puerta grande o por la puerta de emergencia”. En “Vida y pasión de Jesucristo” se carnavaliza el nombre del Hebreo para presentarnos la vida y pasión de un delincuente de nota, quien muere cuando ya se había regenerado totalmente. En “La puñalada” un joven universitario engañado elimina a su rival, el profesor que salía con su novia. En “Mariposas” una niña especial incomprendida por la razón normal de sus parientes alza vuelo desde el último piso de su casa, y se lleva con ella a Muñeca para que no sufra en este mundo. En “Hasta que lo despediste, mujer” una esposa humillada hasta el martirio bíblico, un día explota y da punto final a su sufrimiento eliminando a su victimario, su propio esposo. En “Nos han dejado solos” un difunto revela su propia muerte, y en “Visitaciones” la culpa de haber matado a sus familiares, lleva a Mario a la locura.

Sin duda, el tópico central es la muerte. Desde diversas miradas y en sus distintas variantes, pero todas unidas por su ejecución violenta. Es decir, la muerte no es tanto el paso del tiempo o la voluntad de Dios; es más bien la búsqueda de solución para superar un trauma, un abuso, un deseo de triunfo o la sencilla libertad. Ahora los personajes se perciben cercanos a nosotros, ciudadanos comunes y corrientes, porque lo que ellos protagonizan es cercano a nuestras realidades cotidiana

En segundo término, queremos resaltar la destreza y suficiencia con que se han estructurado cada uno de los relatos. En ese sentido, Carrasco se revela como un narrador con suficiente oficio y conocedor de las técnicas narrativas. Así, en “Vida y pasión de Jesucristo” usa la narración en segunda persona donde el viejo narrador descubre que su narratario: Cristhian, es el hijo del protagonista de su relato. Es decir, los lectores descubrimos el desenlace al mismo tiempo que lo hace el narrador testigo. En “Hasta que los despediste, mujer” la conciencia de la filicida le recuerda pasa a paso la ejecución de su venganza. Esto es, esta estructura en segunda persona permite que la tensión fluya entre meditativa y apelativa conduciéndola a un final conmovedor que hace que simpaticemos con la victimaria.

Particularmente, el cuento redondo es “Nos han dejado solos”, un relato de impronta rulfiana que destaca por la precisión tanto en su discurso como en su fábula. Cumple con lo que sugería Borges. Nada de ripio en la forma ni inútiles regodeos de la historia. La belleza de la justeza. En ese sentido, es correcto el uso del narrador heterodiegético y el manejo de un tiempo circular para relatarnos que el mismo protagonista revela su propia muerte. Hay pues una doble revelación: el muchacho narrador descubre que ya está muerto y nosotros, los lectores, descubrimos al igual que el protagonista que él es un muerto quien nos cuenta su búsqueda.

Aunque se perciben las formas narrativas de Mario Benedetti, la maestría de Juan Rulfo y la melodía de Cabrera Infante. Se nota, relato a relato, que el autor ha alcanzado el dominio del arte de narrar. Con este segundo libro ya está calificado para emprender mayores empresas. Por ejemplo, crear luminosas historias, pero con carga alegórica donde se dibuje la inconmensurable belleza contradictoria de este Perú que gozamos y sufrimos.


BIBLIOGRAFÍA
BAL, Mieke. Teoría de la narrativa (Una introducción a la narratología). Madrid,Cátedra, 1990.

BOBES NAVES, María del Carmen. La novela. Madrid, Editorial Síntesis, 1998.

CARRASCO NÚÑEZ, Fernando. Cantar de Helena y otras muertes. Lima,

Editorial Limapop, 2006.

________ La muerte y otras traiciones. Lima, Hipocampo Editores, 2009.