enero 10, 2009











¡Hijos de puta, dejad que los niños sonrían y vivan!

Una vez más el ansía de poder ha mostrado su asquerosa cara durante estas dos últimas semanas a través de diversos medios de comunicación. Lo que viene ocurriendo en Gaza desde el 27 de diciembre es concretamente un crimen oficial, legalizado. El gobierno palestino de Abbas y el ejército de Israel (¿huestes de Dios?) en su afán de eliminar la resistencia de Hamas, organización política islamista que triunfó en los comicios de junio del 2007 y asumió el poder en la ciudad de Gaza, le importa un pepino haber causado la muerte de más de 800 personas y más 3300 de heridos. Y no es que haya un enfrentamiento entre dos ejércitos armados. Nada de eso. Lo que simplemente acontece es una cruel matanza de civiles. Y algo que no se perdonará en toda esta intervención israelí es la muerte de niños. Hasta hoy se contabiliza 240. Qué Convención de Ginebra ni mula muerta. Estados Unidos acaba de abstenerse con su voto, el único país que se negó apoyar un cese inmediato al fuego a través de Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. ¿Hasta cuándo la humanidad seguirá gestando tanto hijo de puta?